Comunicación [in]efectiva: El estilo PowerPoint



Programas, organismos y agencias desperdician cientos de miles de dólares al año —sin mencionar las semanas y meses completos de esfuerzo y talento— en publicaciones que nunca son leídas más allá del resumen ejecutivo o que sencillamente no cumplen su función de comunicar un mensaje. Las razones del fracaso a menudo son simples. La más común: una de las formas de la comunicación [in]efectiva pasó desapercibida.

Cuando PowerPoint salió al mercado para Mac, hace muchos años, vi la gloria; no me avergüenza (demasiado) confesarlo. Era una herramienta muy prometedora para informar, educar y presentar ideas. A los pocos años deseaba con todas mis fuerzas que jamás se hubiera inventado. Este programa cambió por completo la forma de expresión escrita y hasta la forma de pensar de sus usuarios. Implantó el estilo PowerPoint a la hora de comunicar.

El estilo PowerPoint es mi forma de llamar al tipo de escritura mecánica, desprovista de vida y muchas veces hasta carente de secuencia lógica, congruencia e hilación. El estilo PowerPoint es escribir algo que NO es una presentación de PowerPoint como si lo fuera. Es pensamiento en forma de viñetas (los «bullets» o «bolitas» de una lista). Es escribir porque hay que hacerlo, sin la menor idea de quién está al otro extremo de una línea de comunicación. Es, muchas veces, disfrazar de «síntesis» la ausencia de contenido relevante o el desconocimiento de las herramientas de redacción más elementales.

Escribir de manera esquemática un borrador o un índice no tiene nada de malo. El pensamiento y la comunicación organizada, mucho menos. Pero cuando la respuesta a la pregunta «¿para quién escribo esto?» es: «no lo sé» o «para todo público» (para nadie en particular) es allí precisamente donde llegará esa comunicación: a ninguna parte.

Los seres humanos no conversamos en viñetas, no subtitulamos ni ilustramos con clip-art verbales nuestras anécdotas, ni tampoco pensamos (necesariamente) en «idioma meme». Nos comunicamos con otros seres humanos, con nombre y apellido, o al menos con un rostro. La forma por excelencia es la palabra hablada. Así, cuanto más se acerca una comunicación a esa forma, mejor será recibida y comprendida. Cuanto más se aleja, más difícil es que cumpla su cometido.

No importa lo «bonitas», «modernas» o «interesantes» que sean las publicaciones. Cuando no comunican, jamás llegan a alcanzar su objetivo.


La comunicación es clave, todos lo sabemos. De ahí se desprende la importancia de contratar a un profesional para que se encargue del diseño y la comunicación de tu proyecto.


Deja un comentario